miércoles, 9 de octubre de 2013

Da Vinci: The birds


Ezio encontró a Leonardo enfrascado en una curiosa actividad. En Florencia se podían comprar pájaros enjaulados en cualquier sitio. La gente los colgaba en la ventana por puro placer y cuando morían, simplemente los sustituían. Leonardo estaba rodeado por docenas de jaulas. Cuando llegó Ezio, acababa de seleccionar una de ellas, abrió a continuación la puertecilla de mimbre, levantó la jaula y observó cómo el pardillo (en este caso) encontraba la salida, la cruzaba y quedaba en libertad. Leonardo observó la partida del pájaro con interés y cuando se giró dispuesto a coger otra jaula, se percató de la presencia de Ezio. Le sonrió de una manera encantadora mientras liberaba uno tras otro a tordos, camachuelos, alondras y caros ruiseñores, observándolos a todos con gran atención.

—¿Qué estás haciendo? —le preguntó perplejo Ezio.
—Toda forma de vida es preciosa —respondió simplemente Leonardo—. No soporto ver a seres vivos como yo encarcelados de esta manera, por el simple hecho de tener buena voz.

Oliver Bowden, Assassin's Creed Renaissance.



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