—La verdad es que no me gusta hablar de los temas antes de que estén listos...
—¡Leonardo! Puedes confiar en mí, te lo garantizo. —Ezio bajó la voz—. Al fin y al cabo, yo te he confiado mis secretos.
Leonardo luchó consigo mismo, pero acabó relajándose.
—De acuerdo, pero no puedes contarlo a nadie.
—Promesso.
—Cualquiera pensaría que estás loco si se lo contaras —prosiguió Leonardo, ahora con excitación en la voz—. Escucha: ¡creo que he descubierto una forma de que el hombre pueda volar!
Ezio se quedó mirándolo y se echó a reír con incredulidad.
—Llegará el día en que querrás borrar esa sonrisa de tu cara —dijo Leonardo con afabilidad.
Oliver Bowden, Assassin's Creed Renaissance.
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